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La paradoja de la realidad

La Paradoja de la Realidad

El Capitán Kirk y Spock se encontraban retenidos por una pared invisible pero impenetrable. Su amigo, el doctor McCoy, estaba siendo brutalmente golpeado ante sus ojos, pero no podían hacer nada para impedirlo.

La frustración y rabia de Kirk aumentaban por minutos.

-Tenemos que hacer algo -gritó el capitán-. ¡No podemos dejarle ahí y verle morir!

Spock, la voz de la razón, habló con claridad y firmeza:

-Capitán, quizás haya algo que podamos hacer, pero no creo que sea lo que usted está pensando.

-¿De qué se trata? -preguntó Kirk.

-Me pregunto si la pared que nos está reteniendo es una creación suya.

-¿Qué insinúa, Spock? ¡Hable claro!

-El campo de fuerzas que nos tiene atrapados podría ser el producto de la desenfrenada energía emocional que usted está generando. Parece que cuánto más furioso se pone, más gruesa se vuelve la pared. Quizás si se relaja un poco y deja de identificarse con el dolor del doctor, la pared se debilitaría y podríamos salir para ayudar a nuestro amigo.

-De acuerdo, Spock. Merece la pena intentarlo. ¿Qué sugiere que haga?

-Olvídese de sus emociones por unos instantes. Comprenda que no podemos ayudar al doctor McCoy si sentimos ansiedad y preocupación por él. Creo que ésta es nuestra única vía de escape.

El capitán cerró los ojos para poner en práctica el consejo de Spock. Tanto pronto como se relajó, la pared empezó a debilitarse y a desaparecer.

-¡Está dando resultados, capitán! -le comunicó Spock-. Por favor, continúe así.

En unos minutos la pared había desaparecido y pudieron ayudar a su amigo.

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