CULTURA DE VIDA VS CULTURA ANTI-VIDA

Lo que subyace en estas reflexiones es la plena conciencia de que la vida es una expresión suprema, con inteligencia vital, capaz de autoorganizarse, de evolucionar de forma selectiva y que merece nuestro respeto conciente y cuidado. La vida no es un resultado casual y de ocasión, fruto de la combinación de elementos cósmicos. La vida es un proyecto-fuerza de miles de millones de año que conduce la evolución del cosmos (Rolando Toro 2008). 

 

Debemos reaprender a mirar con ojos agradecidos,  la vida que se manifiesta a nuestro alrededor. Tengamos la inteligencia de no intervenir negativamente y mucho menos  desde posturas machistas y antropocéntricas.

 

El hombre y la mujer no son el centro del Universo, como tampoco lo es la Tierra. Toda la riqueza que nos rodea, no fue puesta ahí para que nos sirvamos como amos/as y señores/as. Somos parte, de un todo. Nuestra interacción con el otro/a debe tener como base la humildad. Humildad ante nuestras ignorancias y límites, humildad ante la vida. Respeto a las expresiones de vidas sensibles, diferentes y afines.

 

Urge que cuidemos de nosotros mismos, desde el placer implícito en el ser. Urge  que  cuidemos del entorno como albergue nutricio, como útero que nos devuelve idéntica energía según interactuamos.

 

Trascendamos nuestros cuerpos y vibremos, respiremos, sintonicemos con lo que está más allá de nuestra piel. Exploremos el entorno desde la afectividad sana.

 

He revisado prácticas en nuestra cultura occidental “civilizada” que son totalmente anti-vida pues fomentan el malestar social, el dolor físico, las psicopatologías cotidianas y atrofias funcionales en nuestros órganos.

 

Como especie, estamos aquí para brillar, para crecer, para ser felices, desde un compromiso absoluto con  los que aún no han llegado y tienen todo el derecho de conocer este cielo, estas aguas, este sol. 

 

¿Cuáles son las prácticas anti-vida que he detectado? Muchas, más de las que desearía. Tu también debes tener toda una enciclopedia de costumbres, instituciones, prácticas, posturas, caminos que desandamos por mimetismo y que estamos todos concientes de que no favorecen el desarrollo humano, ni el desarrollo de la vida; y sin embargo están ahí, como cánceres carcomiendo nuestras existencias y por miedos, porque vienen dictados desde centros de poder, por inercia, por necedad, bajamos la cabeza, y sufrimos en silencio mientras una parte de nosotros muere.       

 

Tenemos toda la fuerza, y toda la sabiduría para hacer cambios, para vivir en plenitud y armonía. ES POSIBLE, basta que poco a poco, de uno/a en uno/a echemos a andar.